1 de mayo de 2007

EL CAMINO AL CIELO

Estoy esperando que algo diferente ocurra, todos los días me levanto a la misma hora, despierto en el mismo lugar y sigo la misma rutina todos los días.

- ¿Qué harías tu?- le pregunto al reflejo sobre el espejo del baño.

Después de esperar me di cuenta de que no me iba a responder, es lo que acostumbraba hacer desde que era niño, ignorarme y evadir su realidad, lo único que me queda es la respuesta del canto de un pájaro a las seis de la mañana y la mala noticia de que mi rutina no sería la misma sino la continuara todos los días, así que, por qué no repetirla otro día mas.

Mientras me dirijo a mi cuarto después del baño, observo por la ventana, -a estas horas todos duermen- me repito mientras continuo con mi camino, pero aunque estuvieran despiertos en realidad no me importaría, lo único que quiero es continuar con esto, no lo puedo retrasar, y al llegar a mi cuarto me encuentro al reflejo de nuevo, solo me observa y se va, no dice nada y no dirá nada x q solo está ahí para atormentarme todos los días, por lo menos eso parece un buen propósito.

Los recuerdos siempre me llevan al mismo lugar, desde que era niño él siempre me ignoro, me observaba y se iba como si nunca hubiera estado ahí, a veces se burlaba pero después de tanto tiempo la resignación te ayuda, solo ella, parece que estos días lo que menos encuentras es ayuda.

Sentado en la mesa, desayunando, pienso en todos esos momentos en los que he estado en el mismo lugar, observando, pensando, comiendo, riendo y al final eso no representa nada más que un segundo menos en mi vida, como si de verdad eso importara.

Me dirijo a la puesta, no está muy lejos, tomo mi mochila y la cuelgo de mi hombro, aquella chapa oxidada y vieja será el destino de mis manos y de pronto… soy libre, por lo menos de mi casa, ella nunca me ha gustado y yo no le gusto a ella, parece que eso compensa las cosas, su fin es protegerme y lo único que hacer es mirarme por sus ventanas mientras me voy, y lo único que desea es encerrarme eternamente, mantenerme en su interior para no dejarme salir jamás, pero eso no se puede y no se podrá nunca.

Y en mi libertad disfruto del camino, las primeras cuatro cuadras estuvieron vacías, nada como ir caminando solo, cuando lo que más necesitas es no estar con alguien, parece irónico que esto nunca pase, pero al final no nos queda otra más que tomar la forma del camino que nos lleva, o ¿nosotros escogemos el camino? Eso nunca me ha quedado claro, después de todo, tu casa es la que elige que camino tomaras, yo solo lo sigo, mi reflejo me dijo algo sobre esto un día pero… no lo recuerdo.

Ya estoy más cerca, la puedo ver desde donde estoy, ahí está ella, tiene algo que me hipnotiza pero nunca lo he distinguido, no distingo muchas cosas últimamente. Me está esperando, por algún ligero instante ignore mi camino y solo me deje llevar a ella, y ahora tengo la duda de por donde camine, que hice para llegar aquí, a muchos no les importa esto pero me gustaría saberlo, para saber por donde no voy a pasar de nuevo.

Le he dado mucha importancia, me olvido de mis cosas solo por ponerle un poco más de atención todos los días, solo espero que valga el esfuerzo. Hoy me dejó entrar, no todos pueden hacerlo, pero me pertenece, ¿Por qué no habría de hacerlo? Y en su interior mi camino se pierde entre las huellas de los demás, no será difícil encontrarlo, solo es cuestión de tener tiempo y que mi voluntad quiera estar aquí un momento.

En el interior me doy cuenta de que no hay nadie, nadie exceptuando los pocos que no quiero ver, los pocos que veré y olvidare, los pocos que recordare algún día, después de todo yo represento lo mismo para ellos y no me molesta, no tendría por qué incomodarlos, bueno, tal vez un poco.

- ¿Te había dicho que tengo mala memoria?-le pregunte al viento.

- Alguna vez lo habías dicho –me respondió algo detrás de mí.

Parece que entre todo lo ignorado alguien me reconoció, pero no tengo el mas mínimo interés en averiguar que fue eso, y mientras me retiro, aquello se adelanta a mí y detiene mi camino, no quiere ser de los olvidados y parece que yo no lo soy tampoco para él, no logro distinguir nada, mi memoria en realidad es mala, solo logro saludar y despedirme, y dejar ir aquello que quiso ser alguien en mi pasado y tratar de recordarlo para que no se olvide por siempre.

Por fin llego a mi hueco, aquí me mandaron la primera vez que vine, desde ese entonces me siento cómodo descansando aquí, a veces vienen otros que se sientan junto a mí, ellos nunca hablan y los que lo hacen dicen cosas sin sentido, cosas que se olvidan con el viento, tal vez deberían de decir algo mejor, tal vez solo buscan ser olvidados.

Hay algunas personas que también vienen aquí y que no son como los demás, ellos por lo menos dicen cosas con sentido y si no por lo menos lo intentan, en estos días no hay mucho que hablar, por eso ellos repiten las mismas cosas en los mismos días en que lo habían hecho antes, de cualquier forma es entretenido verlos ahí enfrente, hablar de algo que ni ellos entienden, pero es más gracioso ver a alguien tratar de entenderlo.

Todo esto no dura mucho, ellos también se van, caminan a la entrada y se retiran, nunca regresa el mismo, siempre llega alguien más, alguien tratando de ser igual al del día anterior, pero es un intento fallido, como dicen por ahí: “todos cambian algún día”, y como nadie especifico, ellos son distintos cada momento de su existencia, todos seremos así en algún momento o por lo menos eso creo.

Es hora de irme, no hay nada más aquí que me haga quedarme, hay quien dice que el recuerdo siempre queda pero ya habrá en el tiempo cosas más importantes para recordar, y esto no es algo que quiera vivir de nuevo.

- Adiós- le digo al viento mientras me dirijo a la salida.

- adiós, adiós… - pero parece que ya me han olvidado, nadie me responde, al final del dia nadie recuerda tu nombre.

El camino fue igual de regreso, no vi a nadie, de verdad tenía ganas de encontrar a mi destino en la mitad del camino pero… parece que solo lo podre ver al final, cuando ya no valga la pena estar con el más tiempo, cuando ya no pueda caminar de regreso a arreglar los desperfectos, a descomponer las cosas.

Y ahí está, observando con una sonrisa malvada, ella sabe lo que ha hecho, me quería tener aquí y lo ha logrado, ahora ya no puedo hacer nada, desprecie a mi destino cuando lo encontré, de cualquier forma no me iba a servir de mucho, solo la resignación se quedo conmigo, solo la resignación pudo entrar a mi casa, qué más da, después de todo tal vez mañana pueda salir de nuevo, tal vez mañana pueda llegar al cielo.