Un día ordinario y común conocí al amor de mi vida y tuve la
oportunidad de vivir juntos muchos días más. Ella no iluminaba mi vida, no me hacía
sentir especial y único, todo el tiempo me recordaba lo difícil de permanecer
feliz con una persona inestable, lo difícil de poder estar conmigo. Tal vez
nunca prestó la suficiente atención, si pudiera mirarme ahora por 5 minutos se daría
cuenta de que gran parte de mi personalidad termino siendo un desecho de mis
intentos de creer que todo puede ser mejor viviendo “incomodo”.
Hubo muchas cosas que marcaron el camino, pisamos todos los días
piedras juntos, pudimos avanzar por lugares que ni siquiera existían, logramos
vencer nuestro orgullo de negarnos a probar algo diferente y también el orgullo
o ignorancia del que sabe que no correspondíamos al mismo sitio.
No hace falta ahora haber estado más tiempo juntos, nuestro
tiempo “fue” y hasta ahora no hay nada tan perfecto como nuestra propia mezcla,
producto de recuerdos, secreciones y sonidos. Tampoco agradeceré lo que pasó,
sería por demás estúpido el agradecernos por haber estado juntos.
Somos perfectibles, podríamos repasar cada uno de nuestros
actos, revisar esa parte del camino que nos hizo tomar direcciones distintas, a
veces cuando la tristeza me vence me alegro un poco de pensar que en alguna
realidad continuaremos juntos y nos separaremos mil veces más.
(…)
La vi, estaba parada en medio de la nada, enojada, tal vez
un triste, decidí hablarle, el alcohol me ayudo un poco a eliminar mis
represiones, lo siguiente que supe es que nunca estaríamos juntos, pero me
gusta tener un poco de esperanza, lo siguiente que supe es que tal vez nunca estaríamos
juntos.
Solo fueron 365 días para darme cuenta que te podría vivir
de nuevo, para darme cuenta que fuiste todo y que ahora solo has muerto, como
todo, como cada año.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario